Hola
¿Como estás? Hace tiempo que no se nada de ti. Te he enviado mensajes que dibujaban una sonrisa con letras para intentar que me dirigieses la palabra, saber si estás bien, qué es de tu vida, si eres feliz, si te puedo ser de ayuda en algo... Esas cosas que siempre quise que tuvieses en cuenta.
Yo sigo como siempre. Mi gato sigue durmiendo en mis rodillas mientras escribo, sigo en la misma casa, escuchando la misma música, con mis vicios y virtudes...
He pensado en comprarte un regalo, una cosita de la que alguna vez hablamos. Cuando la veas imagino que no podrás reprimir una fugaz sonrisa ni evitar pensar durante unos segundos en conversaciones ya caducadas, en un tiempo que para mi si fue mejor. Tal vez luego lo tires, pero solo por imaginarte volviendo a pensar en mi, aunque sea solo durante un breve instante, vale la pena.
Ya que estamos me gustaría decirte que se que a tu modo me quisiste, y que solo hiciste lo que era mejor para ti, y que ojalá ahora seas más feliz que conmigo. Pero no puedo evitar sentirme como si fuese un juguete al que apartaste cuando ya no te gustaba. Me hubiese gustado despedirme con un alegre "¡se feliz! nos veremos pronto", pero no puedo evitar recordarte que los juguetes también lloramos.
Cuidate, nunca te olvidaré...
...amor mío.
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