Hoy escribo desde otro lugar. Normalmente reflexiono en mi habitación, mi pequeño santuario. Pongo el ordenador sobre mis rodillas o sobre la mesa y con el tomo nota de mis pensamientos e ideas, que luego transcribo a la bitácora. Pero ahora estoy sentado frente al mar, armado con un portafolios, papel y mi inseparable pluma. Me doy cuenta de lo ilegible que se ha vuelto mi letra, ya que de un tiempo a esta parte prácticamente todo lo que he escrito lo he echo a máquina... pero hoy quiero que sea distinto. Hoy quiero reflexionar como lo hacía
antes, cuando la vida era más sencilla: de noche y frente al mar, en contacto con la naturaleza, en contacto con Dios.
A lo mejor me escuchaste decir esto con anterioridad, oírme reflexionar sobre como seguramente tras cada acontecimiento está
la mano de Dios. Repetir una y otra vez que todo lo bueno, y todo lo malo también, ocurre
porque Él así lo quiere. Hacer de la vida algo sencillo y bello por su sencillez. Vivir cada segundo en paz con uno mismo a la espera de que nos sea revelado nuestro destino. Pueden parecer palabras infantiles a un oído “adulto y maduro”. A alguien “autocomplacido con su verdad”, convencido de que la vida para el ya no es ningún misterio y cree tenerlo todo atado y planeado. Para ti mis palabras de esperanza en el mañana y en el destino te serán causa de risa. Al igual que para mi tu ceguera voluntaria y tu destino mediocre me parecen dignos de lástima.
Pero ser paciente y estar despierto y atento a lo que me rodea es complicado. La esperanza puede tomar colores de inquietud y formas de impaciencia, y como una lente deformada por el calor desvirtuar lo que se ve por ella. Dejas de ver lo
real para pasar a ver lo que te gustaría que fuese. Cambias la mano de Dios por tu propio cincel, y en último extremo levantas un muro con las piedras formadas por los cascotes de las ruinas derrumbadas de
tus primeros sueños que aísle tu espíritu y te aleje de la inquietud provocada por saberte una vida artificial y vacua, alejada de todo lo que en un principio estarías llamado a hacer...
La vida de un fantasma.Solo cuando ese muro te tape la propia luz del sol acertarás a saber lo aislado que estás de
las fuerzas que mueven el Universo. Atascado y anquilosado en un modo de vida plástico y frío, plagado de deseos vacíos y necesidades superfluas, de la que yo pregunto: ¿cuál es su motor? ¿exclusivamente esperar al primero de cada mes?
No gracias, yo me paro aquí. Cada vez sonrío menos, cada vez me doy cuenta de que la alegría de desliza entre mis dedos como si fuese fino polvo mientras desesperado lo veo caer sin poder cerrar mis manos y retenerla. He de reflexionar, pero más que volver a “manosear” lo ya sabido he de volver a abrir las vías de entrada a mi interior, he de recuperar la fe en
“todo lo que ha de ser será”. Desprenderme de todo lo que me impide moverme y de lo que me atormenta (que a fin de cuentas es inútil) y, con el
espíritu sereno, decidir...
¿Qué quería que fuese mi vida? ¿En qué la he convertido? ¿Qué me preparaba el destino para hacerme brillar más que una estrella?
Vuelta atrás, a mi “yo” más puro y espiritual, en busca de mi verdadero objetivo.-(_ArkangeL_)-Dedicado a ti, que me has impulsado a replantearme mi vidaPd: Por el frío he ido a terminar de escribir a una cafetería, y sentados frente a mi, a unos metros hay unos hombres mayores. Oigo a uno de ellos decir: “... pues para mí lo mas importante soy yo, y todos los demás son eso, 'todos los demás' ”. Les sigo oyendo hablar, y no parece decirlo desde una perspectiva egoísta. Parece ser más desde el planteamiento de “si no me ayudo yo ¿quién lo va a hacer?”.... Siempre he pensado que la felicidad real se debe hallar en el contacto y la ayuda a los demás, pero también muchas veces me han dicho esta misma frase. Vosotros... ¿qué opináis?
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