Se ha levantado la niebla... Ya puedo ver más lejos. Hasta hace bien poco una tupida cortina blanca tapaba todo lo que estaba a más de unos pocos metros de mi... con lo que eso me desconcertaba... Llevo calada la sólida coraza que creo tener para defenderme del día a día, creada por mi cinismo. Si me doy la vuelta puedo ver parte del camino que he recorrido, y mis huellas grabadas en el suelo. Pasos firmes algunos, vacilantes otros y erróneos los menos (o eso me gustaría a mi)...

Levanto la vista y veo el sendero que he recorrido en la vida. La niebla me impide ver lo que hay a los márgenes, y las brumas de la pena, el recuerdo, o el remordimiento también me obstaculizan la visión. ¿cuanto tiempo hace de cada paso? ¿cuanto hace que traicione mis sueños y me aparté de la senda que quería trazar?

Ha pasado el tiempo y la neblina se levanta. Puedo ver los arboles retorcidos y temblorosos como si el mismo frió los entumeciese. Se que entre ellos hay mas senderos, trazados por otras personas con otras vidas y otros objetivos, con otras vivencias y otros sueños, a algunos os puedo oír mientras camináis por ellos. Uno de vosotros camina pisando con tiento, con miedo, y así avanza muy lento. Tal vez para el la niebla sea un obstáculo menor porque sigue decidido su camino. Otro avanza confiado, a grandes zancadas, silbando incluso una melodía entre dientes. Aun no perdiste la inocencia amigo. Crees que la vida es bonita, aunque piensas conocer sus peligros. Tus pasos son firmes, pero sé que algún día te oiré trastabillar y caerte, y no podre evitar llorarlo por ti. Os oigo porque vuestro camino y el mio es paralelo, sois mi gente, las personas que me acompañan en mi día a día. Vuestro sendero y el mio es tan cercano que cuando un mal paso sobre el barro me hace desequilibrarme puedo asirme a vosotros y levantarme.